Sin hacer ruido y con una jugada a tres bandas, el ministerio de Transporte de Guillermo Dietrich le salvó las papas del fuego a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal con la resolución de un serio problema que la administración provincial venía arrastrando desde hace más de un año en medio de un clima de creciente incertidumbre y preocupación social.
Tras un largo proceso de negociación que en determinadas instancias se vio frenado por los escollos generados por los propios funcionarios de la provincia, la cartera nacional de Transporte logró sacar de la nebulosa a Ferrobaires –la ferroviaria estatal bonaerense—y normalizar la insólita situación de los 2.300 trabajadores que desde junio de 2016 estaban inactivos por la cancelación de todos los servicios de trenes.
Si bien la empresa tenía a fines de 2015 un estado de salud complicado, las decisiones que tomaron al poco tiempo de asumir el ex ministro de Infraestructura, Edgardo Cenzón y el subsecretario de Servicios Públicos, Pablo Gaytan no hicieron más que agravar la situación de Ferrobaires.
Al frente de la empresa designaron a Fernando Dotti, un ex Coronel de Caballería que se había retirado del Ejército en 2004. Al desembarcar como administrador general, Dotti admitió que, si bien viajaba diariamente en el tren de la línea San Martín, no conocía casi nada del modo de transporte ferroviario.
Tras la eliminación de varios servicios y la firma de un polémico contrato de alquiler de locomotoras a la constructora del empresario K, Cristóbal López, la gestión de Dotti llegó a un punto crítico en los últimos días de junio del año pasado.
Inmediatamente después de un choque que tuvo como protagonista a un tren de la provincia en las vías del San Martín, la gobernadora Vidal tomó la drástica decisión de levantar todos los servicios y dejar a la empresa a la deriva a la espera de una ayuda de la Nación.
Para resolver la situación de Ferrobaires y sacarle un peso de encima a Vidal, Dietrich puso al frente de las negociaciones a su Director de Relaciones Laborales y hombre de confianza, Lucas Fernández Aparicio.
Tras la conformación de una “Unidad Operativa de Transferencia” entre ambas jurisdicciones, los funcionarios nacionales diseñaron una vía de salida para Ferrobaires que se sustentó en el convenio de transferencia a la Nación que habían firmado en febrero de 2007 el entonces gobernador de la provincia, Felipe Solá y el polémico y ahora encarcelado ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.
Pese a que ese acuerdo –que fue aprobado por el Congreso provincial—establecía un plazo de 180 días para concretar el traspaso, ninguna de las dos partes se preocupó por cumplirlo y así quedó como otra tarea inconclusa de la era kirchnerista.
Con esa base legal y la decisión política de aportar los recursos que sean necesarios, la cartera comandada por Dietrich logró cerrar un esquema para encarrilar la situación de Ferrobaires que tiene los siguientes puntos salientes:
--La reversión al ámbito nacional de la “concesión integral de explotación ferroviaria” que tenía la provincia en los ramales a Mar del Plata, Miramar, Madariaga y Pinamar.
--La restitución a la Nación de las “concesiones de explotación” que había recibido el estado bonaerense en los corredores ferroviarios que van desde la Capital Federal a Bahía Blanca, Quequén, Bolívar, Olavarría, Toay, Lincoln, Villegas, Pasteur, Darregueira, Bragado, General Pico, Alberti, Junín y Rojas.
--La transferencia de 1044 agentes de Ferrobaires a la SOFSE, la operadora ferroviaria estatal que tiene a su cargo la corrida de los trenes metropolitanos y de larga distancia.
--La continuidad laboral de casi 1.300 empleados dentro de la estructura de Ferrobaires.
--La firma de un “convenio de cooperación” entre la SOFSE y Ferrobaires y la creación de la denominada “Unidad de Colaboración para la Operación de los Servicios Ferroviarios en la Provincia de Buenos Aires” (UCBA) que estará integrada por un representante ambas empresas. Esta comisión tendrá como misión la “coordinación operativa” del personal de Ferrobaires que resulte necesario para la prestación de los servicios que la SOFSE heredó de la empresa provincial.
Para garantizar el cumplimiento del salvataje de Ferrobaires, Dietrich puso a comandar la empresa provincial a Fernández Aparicio secundado por el Director Nacional de Transporte Ferroviario, Hugo Vallone.
Tras la devolución de los bienes y formaciones ferroviarias que habían sido concesionadas a la provincia y el traspaso de la primera tanda de empleados a la órbita nacional, la SOFSE procedió a restablecer la corrida de un tren diario a Mar del Plata junto con la ampliación de los servicios semanales a Bahía Blanca.
En los planes oficiales figuran para las próximas semanas una paulatina rehabilitación de los trenes de larga distancia que parten desde Once hacia el oeste de la provincia, un aumento de las frecuencias a Chacabuco y Junín y el restablecimiento del servicio a Rufino y la estación cordobesa de Laboulaye.
Por el momento no aparece en la hoja de ruta el retorno del servicio entre Plaza Constitución y Tandil. Pero, ante los crecientes reclamos de los habitantes de esa zona y las críticas de la oposición, no sería extraño que los funcionarios “recalculen” los diagramas de servicios para que los tandilenses vuelvan a convivir con los trenes de pasajeros.