El flamante Ministerio de Hábitat lleva siete meses de vida, un programa de obras más anunciado que implementado y una estructura burocrática con 97 cargos.
Por Antonio Rossi
Creado con la promesa de ser una de las herramientas clave para la reactivación económica y la mejora de la calidad de vida de la población de bajos recursos, el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat (MDTH), que conduce María Eugenia Bielsa, ha tenido en casi siete meses de vida una opaca y limitada actuación.
A las trabas iniciales que tuvo en su armado y conformación por las demoras de la maquinaria burocrática, se le sumaron desde el 20 de marzo los problemas generados por la pandemia y el aislamiento social que paralizaron casi por completo las actividades y los trabajos vinculados con el sector de la construcción de viviendas.
A un mes y medio de haber lanzado, sin mayores precisiones sobre su duración y concreción, el denominado “Programa Federal Argentina Construye” (PFAC); el ministerio piloteado por Bielsa volvió a acaparar la atención en los últimos días por dos hechos relevantes que salpican su gestión.
El primero de ellos consiste en una marcada desprolijidad administrativa vinculada con el PFAC que la ministra había presentado el 14 de mayo en la Casa Rosada en un acto que encabezaron el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
De acuerdo con los datos oficiales, el Programa Argentina Construye prevé una inversión de 29.000 millones de pesos repartidos en 11 subprogramas de obras, créditos y subsidios. Y, entre otros objetivos, contempla la construcción de 5.500 viviendas, 42.900 refacciones y conexiones hogareñas, 200.000 microcréditos para compra de materiales, provisión de servicios para 2.000 lotes urbanos y una asistencia económica para que 4.000 organizaciones sociales acondicionen y mejoren espacios comunitarios.
Pese a que fue anunciado hace 45 días con bombos y platillos, el PFAC recién fue aprobado formalmente en la última semana con una norma ministerial publicada en el Boletín Oficial.
Se trata de la resolución 38, firmada por Bielsa, que en su primer artículo resuelve lo siguiente: “Créase el “Programa Federal Argentina Construye”, el cual será implementado por el Ministerio a través de la Secretaría de Hábitat y de la Subsecretaría de Política de Suelo y Urbanismo con el fin de atender, en forma progresiva y en tanto lo permitan las autoridades sanitarias nacionales y de las jurisdicciones, las urgencias vinculadas a las problemáticas de la vivienda, de las infraestructuras sanitarias y del equipamiento urbano, dinamizando la economía”.
La publicación de esa resolución dejó al descubierto que las autoridades del MDTH difundieron un plan de obras que aún no estaba creado y cuyas bases y condiciones recién quedaron definidas seis semanas después de su presentación oficial.
Además, la resolución 38 también puso en duda la disponibilidad de los 29.000 millones de pesos que, según los funcionarios del MDTH, se van a invertir en la ejecución del plan. La única referencia que aparece en los enunciados de la norma consigna simplemente que el programa “será financiado en función de los recursos financieros disponibles en la jurisdicción del ministerio”.
ORGANIGRAMA SUPERPOBLADO. El segundo hecho que puso bajo la lupa a Desarrollo Territorial y Hábitat tiene que ver con la aprobación de las “estructuras de primer y segundo nivel” del organigrama operativo del ministerio, que no se ajusta a los parámetros de austeridad que impone la emergencia sanitaria y económica actual.
Por medio de la Decisión Administrativa (DA) 996, Cafiero convalidó la conformación de una estructura burocrática integrada por 97 cargos y estamentos administrativos.
-4 secretarías
-5 subsecretarías
-50 direcciones
-32 áreas de coordinación
-3 áreas de supervisión
-2 unidades ejecutivas
-1 unidad de auditoría.
Para las tareas de comunicación y relación con los medios, el MDTH dispone de cuatro direcciones: la General de Comunicación Institucional, la de Información Económica y Transparencia, la de Prensa y la de Coordinación Operativa y Ceremonial.
Pese a que su función principal está focalizada en la construcción de viviendas y obras de infraestructura, el ministerio cuenta con una “Dirección General de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones”. De ella dependen otras dos direcciones (Sistemas y Tecnologías) y cuatro Coordinaciones de Integración de Sistemas, Representación de Datos, Soporte e Infraestructura de Sistemas.
Otro caso que llama la atención por la superposición de tareas se da en el área de planificación. Además de la Dirección Nacional de Planificación Estratégica Territorial, existen otras cuatro direcciones de: Estrategias de Gestión y Ordenamiento Territorial; Planificación de Integración Territorial Internacional; Planes de Integración Territorial y de Información, Monitoreo y Evaluación Territorial.
En tanto, la mayor concentración de cargos aparece por el lado de la Subsecretaría de Políticas de Vivienda e Infraestructuras. Tiene dos direcciones nacionales de Proyectos y Ejecución y de Gestión de Planes y Programas. De ellas se descuelgan otras seis direcciones más de: Certificaciones y Liquidaciones; Desarrollo; Gestión de Planes de Vivienda; Gestión de Planes de Infraestructura Urbana; Planificación de Programas de Hábitat y de Proyectos de Hábitat. Y de esas direcciones dependen ocho áreas de Coordinación que, en los papeles, se dedican a: Evaluación y Monitoreo; Abordaje Social y Comunitario; Sustentabilidad; Producción y Tecnología; Formación; Dominio y Tenencia; Redeterminaciones y Certificación y Liquidación de Obras.
Fuente: Nota editada en LetraP