Por Antonio Rossi
Los aumentos tarifarios que no siguieron el avance inflacionario, las deudas con las distribuidoras que superan los 130.000 millones de pesos y la decisión del ministro de Economía, Martín Guzmán, de “hacer caja” en el primer semestre del año, recortando al mínimo las transferencias a empresas y organismos públicos, impactaron en la línea de flotación de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa).
La empresa encargada del manejo operativo y las transacciones comerciales del sistema eléctrico nacional tiene sus cuentas en rojo y necesita una ayuda extraordinaria del Gobierno para poder cumplir con sus obligaciones mínimas en julio y no agravar su estado de virtual default económico.
Ante la falta de fondos y los atrasos en los pagos de las distribuidoras, el directorio de Cammesa decidió blanquear la crítica situación que enfrenta por medio de una nota a las autoridades energéticas en la cual solicitan una “ayuda especial mínima” de casi 80.000 millones de pesos para hacer frente a los compromisos que tiene más relegados.
En el pedido de auxilio al cual tuvo acceso Letra P remitido la semana pasada al secretario de Energía, Darío Martínez, las autoridades de la compañía pusieron sobre el tapete datos clave que muestran su tambaleante situación económica.
Hasta el 25 de junio pasado, la empresa ha recibido transferencias del Tesoro por un total de 239.359 millones de pesos que no fueron suficientes para cubrir todos los compromisos de pagos con los generadores, transportistas y proveedores del gas para las centrales térmicas.
Además, las deudas vencidas por las transacciones comerciales de los agentes eléctricos correspondientes a los meses de marzo y abril totalizan 82.567 millones de pesos. A eso se agrega un pago pendiente con la estatal IEASA por 10.835 millones de pesos por las importaciones de GNL y de gas natural de Bolivia.
Con el fin de afrontar parte de esas deudas y las compras locales y externas de combustibles líquidos destinadas a cubrir la falta de gas de las centrales térmicas; los responsables de Cammesa plantearon que “resulta de vital importancia recibir una asistencia mínima para el mes de julio del orden de los 79.298 millones de pesos”.
Cambios de mandos
El requerimiento oficial de más subsidios eléctricos que ahora Martínez deberá trasladar al titular de Economía, que enfrenta pedidos de todos los ámbitos del Gobierno para aumentar los gastos de cara a la campaña electoral, salió a luz a menos de un mes del cambio de funcionarios registrado en la cúpula de la administradora eléctrica.
El neuquino Ariel Kogan, mano derecha de Martínez que había asumido en octubre del año pasado, fue desplazado de la vicepresidencia y en su lugar asumió el actual subsecretario de Coordinación Institucional de Energía, Santiago Yanotti. Junto con esa modificación, el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, que mantuvo poder de decisión en el área energética tras la fuerte disputa que tuvo con Guzmán a principios de mayo, logró colocar a un hombre de su confianza, Sebastián Bonetto, como nuevo gerente general en remplazo de Javier Gallo Mendoza.
Según los datos relevados por la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), los costos de generación aumentaron en los dos últimos años un 80%, mientras que lo pagado por los usuarios por ese componente del servicio eléctrico solo se incrementó un 5% promedio. De esa manera, los subsidios que en abril de 2019 equivalían al 32% del precio de la energía pasaron a representar en la actualidad cerca del 60%.
Al igual que la pauta inflacionaria del 29% que ha quedado superada en los primeros siete meses del año, la asistencia económica para Cammesa de 441.750 millones de pesos asignada en el Presupuesto 2021 también va camino a quedar desvirtuada. Si las autoridades no aplican un ajuste mínimo de tarifas para atender los mayores costos operativos, en diciembre los subsidios representarán casi el 70% del precio de la energía e implicarán para el Estado un desembolso anualizado del orden de los 750.000 millones de pesos, un 69% más de lo fijado en las previsiones presupuestarias.
Sequía
Las cuentas de Cammesa también se ven amenazadas por otros dos factores que juegan en contra. Uno de ellos es la histórica sequía que registra el río Paraná y que está afectando a la central hidráulica de Yacyretá, que aporta sólo el 30% de su producción habitual, y a las usinas nucleares de Atucha y las termoeléctricas ribereñas, las cuales funcionan en forma limitada al no poder contar con el agua necesaria para sus sistemas de enfriamiento.
Esta situación obliga la mayorista del mercado eléctrico a contratar contrarreloj más cargamentos de GNL, gasoil y fuel oil, a precios hasta un 50% más elevados que hace dos meses, para que las centrales térmicas del resto del país funcionen a pleno para poder cubrir la generación faltante.
La otra cuestión que condiciona el accionar de la administradora eléctrica son las deudas en danza que superan los 130.000 millones de pesos que mantienen las distribuidoras con la compañía. Las eléctricas compensaron la caída de la recaudación provocada por el congelamiento tarifario suspendiendo sus pagos por la compra de energía. Desde hace unos meses, la renegociación de esos pasivos está en marcha, y falta resolver cómo se financiará mientras tanto a Cammesa.
El esquema aprobado en el Presupuesto consiste en el “reconocimiento de un crédito” de hasta cinco veces la factura media mensual o el equivalente al 66% de la deuda existente de cada distribuidora al 30 de setiembre pasado. De esta manera, el Estado les “perdona” a las empresas la mayor parte de las deudas y lo que queda de remanente deben abonarlo en 60 cuotas mensuales, con seis meses de gracia y un descuento del 50% en la tasa de interés del mercado.
Nota Editada en Letra P