Por Antonio Rossi
Un dictamen interno confirmado por el secretario de Energía, Darío Martínez, y una planilla del Presupuesto 2022 que consigna el posible arribo de un millonario crédito externo volvieron a poner sobre el tapete la demorada construcción de la represa neuquina de Chihuido. Localizada sobre el río Neuquén, la central hidroeléctrica fue adjudicada hace siete años y desde entonces es motivo de una interminable pulseada entre los consorcios que presentaron las dos mejores ofertas: la sociedad integrada por las constructoras Helport –del Grupo Eurnekian—y Panedile y la UTE conformada por la empresa CPC de Cristóbal López y Rovella Carranza.
Valuada en 2.300 millones de dólares, la mega obra energética registra un segundo nivel de disputa entre las compañías extranjeras que buscan quedarse con el negocio de la provisión de las turbinas y los equipamientos electromecánicos de la represa: la alemana Voith Hydro y el grupo asiático Power China.
En medio de las primeras medidas adoptadas por el nuevo jefe de Gabinete, Juan Manzur; el titular de Energía salió a anunciar que las autoridades económicas le dieron el visto bueno a la última propuesta de financiamiento que había arrimado el grupo Eurnekian-Panedile.
Según la Oficina Nacional de Crédito Público que depende del ministro de Economía, Martín Guzmán, el nuevo paquete de financiación de los bancos Santander, Credit Suisse, Bayerische Landesbank y Landesbank BadenWurttemberg (LBBW) resulta más conveniente que la asistencia crediticia original de Rusia que había presentado el consorcio en 2014. Al evaluar las tasas internas de retorno efectivo anual (Tirea), el área técnica de Economía concluyó que la nueva propuesta tiene un costo financiero total del 6,35%, que se ubica por debajo del 6,62% previsto en el esquema inicial.
Tras haber pasado ese filtro, ahora la negociación por el crédito deberá pasar a una instancia de discusión técnica que podría extenderse durante varios meses para definir cómo se acopla a la reprogramación de las obras, qué tipo de tasa fija o variable se aplica y desde qué momento entra a correr el período de gracia para su devolución.
Con una potencia proyectada que equivale a la mitad de El Chocón, la central hidroeléctrica de Chihuido fue licitada por segunda vez en 2014 por el ministerio de Planificación Federal que comandaba Julio De Vido. Junto con la cotización de las obras y el equipamiento de generación, los consorcios oferentes tenían que aportar un esquema de financiamiento por el 85% del total del proyecto.
Se presentaron cuatro grupos de empresas nacionales y extranjeras y en los últimos días de 2014, el gobierno de Cristina Kirchner le adjudicó la obra a la UTE compuesta por Helport, Panedile, Isolux, Chediack, Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino. Las proveedoras de las turbinas eran las compañías rusas Inter Rao y Power Machines y el financiamiento venía de la mano del Vnesheconombanak, el Banco de Desarrollo y Comercio Exterior de Rusia. En tanto, en segundo lugar se ubicó el consorcio integrado por CPC, Rovella Carranza, Holdec y Power China.
A fines de 2015, al grupo Helport-Panedile se le venció el plazo inicial que tenía fijado para traer la asistencia crediticia de Rusia. Tras un intento de negociación directa del entonces presidente Mauricio Macri con su par ruso Vladimir Putin que no llegó a buen puerto, el gobierno de Cambiemos adoptó una polémica salida: en vez de dar de baja la licitación o convocar al grupo que había quedado segundo, le permitió a Helport-Panedile buscar otra alternativa de financiamiento.
A principios de 2018, el consorcio adjudicatario logró cerrar un acuerdo con el fabricante europeo de turbinas Voith Hydro para llevar adelante las obras con un préstamo sindicado por 1.950 millones de dólares de los bancos Santander, Credit Suisse, BL y LBBW que estaba garantizado por la agencia alemana de crédito a la exportación. Cuando estaba por firmarse el acuerdo definitivo, estalló la crisis económica que llevó a la administración macrista a buscar la ayuda del FMI y a suspender la firma de ese endeudamiento que iba a impactar en las cuenta fiscales.
En setiembre del año pasado, el actual gobierno decidió reflotar el proyecto con la inclusión en el Presupuesto de 2021 de un crédito a tomar por 1.800 millones de dólares y un otorgamiento de garantías para las obras de 450 millones de dólares que nunca llegaron a concretarse.
La semana pasada, en el Presupuesto 2022 enviado al Congreso, la cartera de Guzmán volvió a proyectar recursos para Chihuido. Ahora figuran una “operación de crédito público” de 2.300 millones de dólares y el otorgamiento de un aval de 450 millones de dólares para garantizar el posible inicio de las obras.
Trabas macroeconómicas
Más allá de lo previsto en la hoja de ruta presupuestaria del próximo año, tanto en el Gobierno como en el consorcio Helport-Panedile reconocen que no hay chances de acceder a ningún financiamiento concreto hasta que el país firme un acuerdo con el FMI y arregle la deuda con el Club de París.
Mientras tanto, la UTE liderada por Cristóbal López se apresta a volver a la carga con los planteos que viene haciendo desde el año pasado para que el Gobierno prescinda de Eurnekian y acepte la propuesta de su consorcio y Power China.
Según los voceros del grupo, los tiempos para poner en marcha las obras que tenía el consorcio adjudicatario ya se encuentran largamente vencidos y, a diferencia de la financiación alemana que está atada a condiciones macroeconómicas, el crédito de los bancos y el gobierno de China estaría disponible en un corto plazo y sin mayores obstáculos.
Nota Editada en LetraP