El Gobierno avanzó en una nueva quita de los subsidios en las boletas de luz. Como parte de la segmentación, la secretaría de Energía viene removiendo subvenciones al costo de la electricidad, que terminan impactando en la boleta final. Desde el miércoles, los clientes denominados N1 -altos ingresos, o que quieren seguir manteniendo la posibilidad de acceder al dólar ahorro- pagarán alrededor de un 30% adicional en sus boletas. Aunque el incremento corresponde a febrero, el impacto será cuando abonen en febrero.
Desde que se implementó la segmentación, las boletas de luz subieron entre 100% y 120%, dependiendo de la cantidad de consumo de cada cliente. Una factura que promediaba los $ 2.000 a mediados de 2022 en marzo costará el doble. De todas formas, la recomposición se encuentra casi al mismo nivel de la inflación anual de 2022 (94,8%).
En las próximas semanas llegará otro incremento que impactará en los márgenes de ganancia de Edenor y Edesur, las distribuidoras de Buenos Aires. Se estima que la suba será del 30%. Lo está definiendo el ente regulador (Enre). Este organismo anunció nuevas multas a Edesur -de $ 250 millones-, producto de interrupciones en el servicio.
El costo de la electricidad representa más de la mitad de las boletas de electricidad. Un 56% de lo que se abona corresponde a ese concepto. Las distribuidoras (Edenor-Edesur) solo se quedan con un 17% de lo que cobran en las facturas. El resto son impuestos.
Las distribuidoras pidieron un aumento de emergencia en las boletas de luz. Ambas acusaron al “poder concedente” (el Estado nacional) de no cumplir con el marco regulatorio que rige la prestación del servicio eléctrico en Buenos Aires. Sus directivos plantearon que vienen perdiendo plata. Edenor pidió un incremento inmediato en las boletas de entre $ 1.000 y $ 1.500 mensuales para no seguir teniendo rojo en 2023.
Un tercio de los hogares vienen teniendo aumentos en las boletas de luz desde octubre. Pero ese incremento no queda en manos de las distribuidoras. Esa suba es para que el Estado nacional subsidie menos el costo de la electricidad.
El Gobierno venía subsidiando el precio de la energía eléctrica hasta septiembre. Es decir que los hogares no pagaban el costo de ese servicio. La subvención comprendía a más de la mitad del precio de la electricidad que consumen los hogares.
Las boletas de luz contienen el costo de la luz en sí mismo, el margen de la distribución de las empresas que lo llevan a los hogares y los impuestos. El importe de la luz se rige por el "precio monómico". A fines de 2022, ese monto era de $ 11.700 por MWh (la unidad de medida del sector). A mediados de año, los hogares pagaban menos de la mitad ($ 4.600) de ese precio. Ahora, ese pago ascenderá a $ 9.400 para usuarios de distribuidoras. Y el costo total se actualizó a $ 13.000.
De esta forma, aunque menos que antes, los clientes residenciales seguirán estando subsidiados.
Los grandes clientes se quedan sin subvenciones. Deberán pagar $ 13.000 por MWh.
Los segmentos bajos (denominados N2) casi no sentirán aumentos. Los medios (denominados N3) seguirán pagando un precio subsidiado por la mayoría de la boleta. Pero si pagarán un importe más elevado por los "excedentes" a ciertos niveles de consumo preestablecidos.
El presupuesto vigente para este año estima una caída de los subsidios energéticos. El ministro de Economía, Sergio Massa, no aportó números concretos sino porcentajes: en 2022 los representaron un 2,3% del PBI, mientras que en 2023 morderán un 1,6% de esa torta. Estimaciones de especialistas calculan que eso implica pasar de los US$ 15.000 millones que se destinaron el año pasado para ese fin a un rango de entre US$ 11.000 millones y US$ 12.000 millones para 2023.
Los expertos en energía están estudiando el impacto de sus correcciones para poder determinar si el cumplimiento de esta meta es factible o no. Se estima que Cammesa, la administradora mayorista del sistema, debería recaudar más porque los grandes clientes ya pagarán la electricidad sin descuentos, por ejemplo.
Fuente: Clarín