25/04/23

Inconsistencias de Federico Bernal con el precio del gas: se paga caro y se exporta regalado

El país compra el gas a Bolivia y paga hasta 17 dólares por millón de BTU. Pero a la hora de exportar lo hace por unos 7 dólares. Al mismo tiempo, el Estado compra gas para industrias argentinas al triple que para las empresas chilenas.


Subsecretario de Hidrocarburos, Federico Bernal. Ignacio Petunchi

La Argentina compra gas de Bolivia por hasta u$s17 el millón de BTU y lo exporta por apenas 7 dólares a Chile. Es más a Methanex, la empresa canadiense radicada en el país trasandino y mayor productor mundial de metanol, se le vende el recurso argentino por u$s2,85, mientras que para las distribuidoras locales encargadas de proveer a la industria local el precio se triplica. La incongruencia surge las decisiones del secretario de Hidrocarburos de la Nación, Federico Bernal, máximo responsable de la inexplicable maniobra.

Con el vencimiento de los contratos en firme a partir de abril, ahora Methanex busca cerrar un nuevo acuerdo para procesar hasta 4 MMm3/día de gas argentino a partir de septiembre próximo. Incluso, en la Secretaría de Bernal hablan de venderle hasta 5 millones. ¿Será también a precio subsidiado? Con estos niveles de gas, más los 1,5 MMm3/día que la firma extranjera adquiere en el mercado chileno, pretende producir unas 4.500 toneladas diarias de metanol.

La producción diaria de gas en marzo pasado fue de 81,67 millones de metros cúbicos. Pero según estimó Federico Bernal en el segundo semestre del 2023 se llegará a 145 millones. Si se alcanza esa cifra, los nuevos volúmenes van a superar el récord histórico de producción promedio anual del 2004, que fue de 143 MMm3/d.

Del total de gas natural, hoy la demanda prioritaria (hogares), Cammesa y las industrias (usuarios P3+GU) se llevan casi un tercio cada uno aproximadamente: 31, 25 y 35 MMm3/d, respectivamente, según el último reporte de despacho diario de Enarsa de este lunes 24 de abril. El 10% restante se divide entre GNC y generación de combustibles: 6,5 y 4 MMm3/d, cada uno.

De hecho, hoy se importan 3,2 MMm3/d de gas del altiplano. El último contrato firmado entre Argentina y Bolivia el año pasado estableció dos precios de compra para el gas. Hasta los primeros 10 millones de metros cúbicos se paga u$s9 por millón de BTU y si se requiere más fluido el precio se actualiza trimestralmente en base a una fórmula constituida sobre indicadores de mercado y que hoy se ubica en u$s17 por millón de BTU. El contrato entre ambos países tiene vigencia hasta 2026 y regirá para este invierno, cuando más gas se pide.

La promesa de poner en marcha el Gasoducto Néstor Kirchner a partir del 20 de junio exigirá llenar los caños con producto. Por ese motivo, se relanzó el Plan GasAr, con nuevas rondas (la 4 y 5) y ampliación de las primeras (1 y 3). En las múltiples licitaciones se adjudicó gas por valores de entre u$s3,20 y no más de u$s3,60 promedio. Solo CGC se llevó hasta u$s9,50 por el recurso de la Cuenca Austral, que tiene un costo más alto de transporte y extracción.

El récord de producción local abrió la posibilidad de exportar a Chile. Si bien se reanudó en 2018, el año pasado se acordó envíos por 300.000 metros cúbicos de gas diarios a la región trasandina del BioBío (entre el 1 de junio y el 30 de septiembre) a 7 dólares por millón de BTU. Pero el volumen exportado se incrementó. Solo en febrero pasado las exportaciones neuquinas de gas alcanzaron los 175,9 millones de metros cúbicos, aproximadamente 6,28 MMm3 por día, representando 9% de las ventas de gas provincial en un solo mes. Esos despachos se lograron a través del Gasoducto Pacífico a un precio promedio de 7,81 dólares el millón de BTU, alcanzando un valor total de ventas por u$s50,7 millones. Sin embargo, Methanex lo recibe a solo 2,85 dólares.

Por lo tanto, el Estado argentino compra a Bolivia y a sus productores locales el gas más caro que el precio de venta fijado para las exportaciones. Así se potencia el desarrollo de industrias en el exterior por encima del interés en el sector industrial doméstico. Una inconsistencia de quienes tienen que tomar las decisiones energéticas del país.

Fuente: Ámbito