Mientras la ampliación de la red de subte no avanza como la demanda de pasajeros lo requiere y la construcción de la tantas veces anunciada línea F se demora, se ponen en debate otras propuestas y miradas que cambiarían la lógica del transporte. Así es como surgió la idea de un medio de transporte entre Barracas y Ciudad Universitaria, atravesando varios barrios de la ciudad y con un costo seis veces menor que el de una línea de subte.
El estudio lo realizó la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que propuso la construcción de un tranvía que una Barracas, Constitución, Balvanera, Recoleta, Palermo, Belgrano y Núñez y que reemplace la línea F de subte.
La F está proyectada desde 2001 cuando la Legislatura estableció que la ciudad debería estar equipada con una línea transversal. En octubre de 2017 se había anunciado la ejecución de la obra con una inversión superior a los US$1000 millones para cubrir nueve kilómetros entre Constitución y Plaza Italia, en Palermo, a lo largo de avenidas importantes de la ciudad y cuya construcción que debía iniciarse antes de 2020. Pero recién el año pasado Subterráneos de Buenos Aires SE (Sbase) inició los trabajos de ingeniería para el primer tramo, de cinco kilómetros y entre Constitución y la plaza Rodríguez Peña (Recoleta), con un plazo de estudio de 18 meses. La nueva promesa es que la obra comience durante 2024.
La propuesta del tranvía se analizó a través del Centro de Estudios de Transporte del Área Metropolitana (Cetam) donde se realizó la investigación para ayudar a descomprimir el transporte público de centros de transferencia de gran tránsito, como el de Constitución, además de poseer una mirada ecológicamente sustentable.
“Según datos del Ministerio de Transporte, con posterioridad a la pandemia de Covid-19 la demanda de pasajeros por estación de subte decreció en un 10%. En concordancia con estos nuevos hábitos, entendimos que un medio de transporte en superficie, sustentable y de bajo impacto en el tránsito, sería una opción más viable y efectiva para suplir al proyecto de la línea F, que aunque es ley, nunca fue realizado”, comentó el arquitecto Martín Blas Orduna, director del Cetam.
El plan prevé tres ramales: uno troncal, entre Constitución y Plaza Italia; el sur, que recorrerá las avenidas Montes de Oca y Patricios hasta Parque Lezama; y el norte, que funcionará por Avenida del Libertador y avenida Udaondo hasta la Ciudad Universitaria.
“Su puesta en funcionamiento sería en etapas, hasta llegar a la interconexión total del recorrido. El trayecto completo entre las cabeceras se recorrería en aproximadamente media hora y el tranvía podría transportar hasta unos 100.000 pasajeros por día”, agregó Orduna, quien además es especialista en planificación urbana.
Resurgimiento
En las últimas décadas, los tranvías han experimentado un resurgimiento en muchas ciudades de Europa y América Latina. Barcelona, París y hasta Mendoza son algunas de las ciudades que se sumaron al regreso de este medio de transporte como una opción sostenible y relativamente económica en comparación con el subterráneo.
Según la investigación, algunas de las ventajas que ofrece el tranvía son la reducción de la contaminación atmosférica y sonora; la mejora en la seguridad vial (menos unidades circulando a misma capacidad); mayor confort, regularidad y velocidad de servicio.
También, la mejora en la legibilidad urbana a nivel calle, a nivel conceptual de la red y la optimización del espacio público, ya que requiere menor ocupación de calzada.
Sobre este último aspecto, se hizo hincapié en que este medio de transporte se mantiene siempre alineado en el carril, por lo que evita márgenes de inseguridad en maniobras; posee un óptimo arrime al andén y ofrece puertas a ambos lados (puede compartir andenes en ambos sentidos).
“En la actualidad, entendemos que el proyecto del tranvía sobre la Diagonal de Barcelona, es el modelo que consideramos más aplicable a una ciudad como Buenos Aires”, finalizó Orduna. La propuesta, hasta el momento, solo tiene entidad académica.
Fuente: La Nación